martes, 22 de noviembre de 2011

Visto y no visto



Federer y Nadal se encontraban en una ronda previa de una Masters Cup sin que uno de ellos fuera el número 1. En ningún precedente había ocurrido algo similar. Como siempre, muchas expectativas para este partido. Unos siempre quieren que gane Federer; otros, como es lógico, Nadal. O uno u otro, como en cualquier deporte que se enfrenten dos jugadores o equipos. Lo que no quiere el aficionado es que que en 60 minutos escasos el señor Federer despache a Nadal en dos sets -incluido un rosco-. No lo quieren ni los propios seguidores del suizo, como yo tampoco lo quise cuando Rafa barrió a Roger en la tierra francesa. Queremos espectáculo, tensión, drama, desgaste... Ellos nos tienen bien acostumbrados.

No fue el día de Rafa, ni mucho menos. Le veo cansado, muy cansado. Ya sé que a veces somos muy pesados con este tema, pero Nadal lleva compitiendo siete años al máximo nivel sin casi tiempo de recuperación. Me da mucho miedo y pena pensar que ya no vaya a ser el Rafa del 2005 al 2008. Su físico se va diluyendo lentamente a nivel que pasan los años y todos sabemos que si las piernas no le responden se hace muy difícil para él poder ganar a cualquier top ten -porque con el nivel tenístico que tiene le sirve para ganar a los demás-.

Hoy se juntó de todo un poco. Roger no fue un expreso, yo lo atribuiría a algo muy fugaz que tenía parada en Londres por una hora máxima. Dejó todos los destellos tenísticos en la pista y se volvió a ir como si nada. Rafa entiende que es muy difícil ganarle en una pista de estas condiciones pero no esperaba que Roger estaría tan motivado y con esa agilidad y dinamismo en las piernas. El suizo se disfrazó de "él" mismo en épocas doradas y de Nadal a la vez. Lo hizo todo. Pero todo lo bueno. Sin errores. Una derecha demoledora. Un revés tan limpio y seco como a la vez tan estéticamente perfecto. Corrió como Nadal lo hacía en las mejores citas. Y llevó el ritmo del partido en todo momento. Total: 6-3 , 6-0 en una hora de reloj.

De todo ello me preocupan algunas cosillas. Rafa salió a la pista de una manera diferente. Se le veía desmotivado y con pocas esperanzas de ir a por el partido. Cierto es que Roger nunca le dejó. Pero ese no es el estilo de nuestro campeón. Quizás sabía que le queda una bala en la recámara el jueves contra Tsonga y quiera aprovecharla al máximo.
Además, Nadal vuelve a jugar otra copa de maestros con evidentes problemas físicos y sin estar al 100%. Quiero pensar que hay una parte de su cabeza que asocia este desgaste a este torneo en particular. Rafa lo da vuelta y vuelta y acaba dudando que pueda estar al nivel de Federer o Djokovic en este final de temporada -y en esta superficie cubierta-. En mi opinión, debe pensar y creer que nadie es mejor que él físicamente. Él es el mejor en este apartado y deberá seguir siéndolo. Debe de volver a demostrarlo. Tiene que hacer pensar a sus rivales que derrotarle va a ser una quimera. Cada punto una batalla, cada partido una guerra. Así se forjó la leyenda de Nadal. Hoy, Federer ha desarbolado por completo esta teoría y es lo que no me ha gustado. Hay "maneras" y "maneras" de perder.

P.D.: Espero que algún día la ATP estudie la manera de equilibrar la Masters Cup y recapacite para incluir otras superficies como la tierra batida o el pasto. Creo que sería más justo para todos. Aficionados y tenistas. Instalaciones existen, otra cosa es que la política y la economía de la organización sean las causas... Si Nadal o Ferrer no se han quejado públicamente de ello por su manera de ser, ya lo hago yo por ellos.






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