domingo, 28 de septiembre de 2008

Un paréntesis en mitad de un infierno



Fernando Alonso regresó a Renault sabiendo que iba a ser una temporada de trámite para él. Pretendía ser un mero peregrino en tierras francesas para posteriormente recalar al año siguiente en la escudería de Il cavallino rampante. Poco a poco todo se le iba truncando, como si un maleficio hubiera caído sobre él -su Renault nunca ha funcionado como se esperaba en toda la temporada, la suerte en las carreras siempre le ha jugado una mala pasada cuando ha tenido opciones reales de pelear por el podio y, para colmo, los rumores de su llegada a Ferrari se van diluyendo tras las renovaciones de contrato de sus pilotos oficiales hasta 2010... En fin, todo no podría ir peor-. Hoy se disputaba el gran premio de Singapur, en horario nocturno -para antojo del excelentísimo Bernie Ecclestone-. Todo parecía indicar tras la calificación del sábado que nada cambiaba en el ámbito del asturiano. Tras marcar el mejor registro en la segunda y tercera sesión de entrenamientos libres, Alonso llegaba a la calificación con opciones reales de situarse en la primera o segunda fila de la parrilla. Todo marchaba perfecto hasta el momento en que su Renault le dejaba tirado en plena Q2 por un problema eléctrico y arruinaba así todas sus opciones de cara a la carrera del domingo. La mala suerte se volvía a cebar con el asturiano. "Saldremos a dar unas vueltas", comentaba un desmotivado Alonso antes de tomar la salida a sabiendas de lo complicadísimo que era adelantar en este nuevo trazado urbano.



Comenzaba así la carrera, con Fernando en el puesto decimoquinto y Massa y Hamilton jugándose el mundial. Tras las primeras vueltas no hubo grandes cambios -Fernando arriesgó en la salida con neumáticos extrablandos y subió tres posiciones mientras que Massa dominaba cómodamente la carrera-. A partir de aquí se iba a originar el desenlace de la prueba. Alonso sería el primero en tomar el carril de boxes y a continuación Nelsinho Piquet estrellaría su monoplaza contra las barreras protectoras. El coche de seguridad saltaba a la pista y todos los demás pilotos tendrían que realizar su parada, cuando Fernando ya lo había hecho -"¡Bravo Piquet, bravíssimo Nelsinho, fantástico!", esas debían ser las palabras que dedicaba un Flavio Briatore en estado de júbilo a su pupilo tras el accidente. Eso se llama una buena estrategia de equipo, ¡sí señor! Para que luego digan que los directores de un equipo de fórmula uno se tocan los machos. En fin, no hay mal que por bien no venga. Tras ese incidente, Trulli lideraba la carrera con Fisichella detrás. Alonso se encontraba tercero y virtualmente era primero, ya que sus rivales tendrían que parar y montar los neumáticos blandos -que obtenían un peor rendimiento que los neumáticos duros-. Massa aparecía en la última posición tras un grave incidente con la manguera de gasolina. Hamilton se mantenía en los primeros puestos sabiendo que tenía a tiro el mundial. Lo que son las cosas. Cómo en un abrir y cerrar de ojos cambia totalmente el panorama en el mundo de la fórmula uno.Tras todo lo producido, Alonso se situó en cabeza, puso el automático en su monoplaza y rodó como un reloj durante el siguiente tercio de carrera marcando grandes diferencias con sus rivales. Ya nada le podía quitar esa victoria tan deseada. Sólo la mala suerte podía aparecer de nuevo y robársela. Pero un safety car volvió a aparecer a falta de nueve vueltas. Se sembraba el pánico de nuevo en los boxes de Renault. Sin embargo, el ovetense se repuso como un campeón y sacó de nuevo la magia que sólo los grandes poseen en los momentos importantes. Fernando pudo aumentar sus diferencias y ganar cómodamente. Una de las grandes remontadas en la fórmula 1, del quince al uno, como si de una lista de grandes éxitos musicales se tratase. Victoria número veinte en su palmarés y lo que es más importante, golpe de autoridad sobre su futuro. Si Ferrari lo quiere, lo tendrá.




* Tras este gran premio, posiblemente la mejor escudería que hay en este momento sobre el paddock, es decir, Ferrari, haya perdido gran parte de las opciones para ganar el mundial de pilotos. Debo decir que Raikkonen definitivamente no está en lo que celebra desde hace ya mucho tiempo. Otra carrera sin puntuar y al baúl de los olvidos... En cuanto a Massa, creo que no es un piloto que encaje en el modelo Ferrari. No dudo de su profesionalidad, pero sinceramente pienso que el mejor coche se merece el mejor piloto. No le reprocho nada de lo ocurrido hoy, porque obviamente no ha sido su culpa, pero pienso que ha llegado a su límite y no obstenta un mayor margen de mejora. Ferrari debería empezar a buscar soluciones, y más en concreto su máximo responsable, el señor Luca di Montezemolo, al cual le noto un cierto recelo a la hora de dejar las cosas claras en la escudería italiana. Actualmente son dos los pilotos sobre el asfalto los que marcan las diferencias sobre los demás, independientemente de la máquina que conduzcan. Lewis Hamilton y Fernando Alonso. Uno se encuentra infranqueable en su equipo, el otro intenta buscar un coche competitivo que lo devuelva donde se merece. Quiero creer que el engreimiento y el orgullo de Luca di Montezemolo sea la causa que impide fichar a Alonso a corto plazo. No entiendo otro motivo, ya que ambas partes saldarían con solvencia sus intereses personales. La llegada de Alonso a Ferrari se acabará produciendo, no lo dudo, es cuestión de tiempo. Pero, ¿por qué seguir esperando?



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